¿Realmente necesito un coche?

Hace unos años, cuando alguien me pedía consejo porque iba a adquirir un nuevo coche, siempre empezaba pidiéndole que hiciese algo de introspección para reflexionar sobre el uso al que iba a destinar el vehículo. Antiguamente lo más importante antes de visitar concesionarios era tener claro el automóvil que necesitábamos. Pero la situación económica se ha vuelto tan precaria que hoy en día lo primero que hace todo el mundo es analizar si realmente es necesario el coche o no.
Visita a concesionarios – Foto: http://www.diariomotor.com

La compra de un vehículo es una de las decisiones más importantes, en lo que a gastos domésticos se refiere. Lo habitual es que las familias destinen la mayor parte de sus ingresos al pago de la vivienda, siendo la letra del coche el segundo gasto en orden de importancia. Incluso si tiene la suerte de disponer del capital suficiente para no tener que recurrir a préstamos bancarios, es importante que medite detenidamente su decisión antes de dar el paso.

Recuerdo con cierta amargura la época en que los bancos incitaban a un consumo desaforado gracias a la facilidad con la que concedían créditos. Por entonces la reflexión en general brillaba por su ausencia y la gente sólo calculaba si con su salario podría hacer frente a las cuotas mensuales de un préstamo. Nadie pensaba que podía quedarse sin trabajo o que las condiciones laborales podían empeorar. Vivíamos hipnotizados, creyendo que la prosperidad sería eterna. No obstante, en un momento dado, todo el tinglado se vino abajo.

El caos comenzó por la construcción. En España era el sector que más puestos de trabajo generaba y eso hizo que los empleados –bien pagados y con ganas de gastar- empezasen a comprar automóviles cada vez más caros. Cuando la burbuja inmobiliaria explotó –arrastrando con ella a los bancos-, los trabajadores del sector comenzaron a quedarse sin empleo en cascada. Entonces los créditos para los coches se convirtieron en una pesada carga de la que había que deshacerse rápidamente por las buenas o por las malas.

Hacer cuentas – Foto: http://economiaeinversion.com

Supongo que nadie querrá verse en un problema similar, así que piensen al menos un momento si realmente necesitan el vehículo. En caso de ser sólo un capricho, deberían ser conscientes de lo que supone. Pongamos el caso de un coche que vale 15.000 euros y que tenemos pensado dar de entrada 3.000 euros. Con un tipo de interés del 8%, pagaremos cuotas* de unos 240 euros durante cinco años por los 12.000 euros que nos faltan. Esto implica que el automóvil que inicialmente costaba 15.000 euros, nos va a suponer un desembolso de 17.400 euros. Y eso no es todo, ya que hoy en día, cuando todos intentamos ahorrar, tener un gasto fijo de 240 euros al mes puede ser un buen palo. ¿Realmente compensa este sacrificio?

En mi opinión un automóvil cubre unas necesidades básicas de desplazamiento. Si nuestro trabajo nos exige trasladarnos de un lugar a otro (comerciales, representantes,…) o trabajamos en un lugar alejado de nuestra residencia y al que no llega el transporte público, en ese caso el vehículo es una necesidad de la que no podemos prescindir. O tal vez nos haga falta el coche para desplazar a un familiar incapacitado o enfermo.

Sin embargo, estoy viendo que hay muchos que tienen un automóvil con una determinada antigüedad al que no dan un uso intensivo. Son ese tipo de compradores que perciben que su vehículo comienza a hacerse viejo y que piensan que es mejor sustituirlo antes de que se averíe. El razonamiento me parece correcto. No obstante, me gustaría hacer una matización pidiéndoles que mediten si realmente les va a compensar o no el cambio. Tal vez tomen una decisión que a medio plazo les pese. Sobretodo si se produce algún imprevisto que les haga necesitar esa cantidad que van a dedicar al coche nuevo.

Reflexionar – Foto: http://cristianos.com

Si la idea es pagarlo al contado, porque disponen del dinero, no seré yo quien les quite las ganas. Tan sólo repito lo mismo que en el párrafo anterior: reflexionen sobre qué les puede deparar el futuro. Si sus únicos ahorros son los que van a gastar en el automóvil, piensen que pueden serles necesarios dentro de un tiempo para algo más prioritario.

Con esto no quiero decir que nadie se compre un vehículo nuevo. Al contrario. Lo que quiero en este artículo es dar unos consejos de compra similares a los que daría a un amigo. Y creo que hoy en día es necesario tener más cordura. Piensen en la cantidad de problemas que se hubiesen evitado si hace unos años se hubiese impuesto la sensatez a la hora de comprar. Tal vez hoy habría menos gente con dificultades económicas.

Si han reflexionado lo suficiente, y creen que deben y pueden comprarse un coche nuevo, sigan leyendo mis próximos artículos donde les seguiré ayudando para que tomen la mejor decisión posible.

*Si necesitan hacer cálculos sobre cómo les saldrían las cuotas de un préstamo, prueben este simulador financiero del Banco de España, válido tanto para un préstamo personal, como para uno hipotecario.

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