Aunque el desplome en lo que respecta a los coches nuevos era espectacular, hasta ahora habían librado relativamente los automóviles de ocasión. Pero la peor noticia para el sector ya ha llegado: de enero a julio de 2012 el mercado de ocasión cayó un 7,3% respecto al mismo período del año anterior.
Según una conocida Ley de Murphy, todo lo que pueda salir mal, saldrá mal. Esto es un hecho totalmente constatable en el maltrecho mercado de venta de vehículos. Las caídas en las matriculaciones de coches nuevos llevan sucediéndose ininterrumpidamente desde hace varios años; pero parecía que los de segunda mano se estaban salvando de la quema, con lo que parecía que una ventana se abría cuando una puerta se cerraba a los comerciantes que pretendían seguir viviendo del negocio. Pero está visto que la situación de España es mucho más complicada de lo que parece.
Según se hace eco el periódico El Mundo, en 2007 se vendieron 3,43 millones de coches (entre nuevos y usados) en nuestro país. Frente a este dato, la contracción del mercado es espectacular si al final se cumplen las cifras que apuestan por unas ventas totales este año de 2,30 millones. Esta terrible crisis puede suponer la pérdida de cerca de 1,13 millones de unidades.
El análisis es obvio, ya que con esta retracción es imposible que se puedan mantener el número de establecimientos de compraventa que actualmente aguantan a duras penas. Parece evidente que la selección natural será mucho más fuerte que la que se ha producido hasta ahora, siendo el balance hasta ahora de 50.000 puestos de trabajo los que se ha llevado la crisis por delante en lo que a ventas se refiere.
El problema es mucho más profundo de lo que aparenta ya que el 47% de las operaciones cerradas se llevaron a cabo para automóviles con más de diez años y valores inferiores a los 2.000 euros. Si hay que dar garantía y hacer las revisiones pertinentes, imaginemos el ridículo margen que dejan este tipo de operaciones.
Por si fuera poco, según datos de Ganvam, el 54% de las transacciones se llevan a cabo directamente entre particulares, sin la intervención de profesionales o concesionarios. Eso hace que el pastel se reduzca cada vez más para los que se dedican a vender vehículos de ocasión. Parece que con estos datos tan poco halagüeños, el futuro que se les presenta a los compraventas es más que peliagudo.
Wanderer75 