Aunque era bastante previsible, no por eso la noticia no deja de ser triste para todos aquellos que disfrutan con vehículos que son verdaderas obras de arte refinadas y lujosas. Tras varios años de rumores, Daimler ha hecho público que no puede continuar con la producción de Maybach, con lo que la marca de lujo se ve abocada al cierre.

En “Crónica de una muerte anunciada” de García Márquez, todo el pueblo sabe que los hermanos Vicario van a matar a Santiago Nasar, con la intención de reparar su honor mancillado. Todo el mundo es consciente de ello porque los propios hermanos Vicario se han encargado de contárselo a sus vecinos, pero incluso así nadie puede o quiere evitarlo. Cuando lo leí por primera vez, me dio la sensación de que, de haber estado allí, en aquel pueblo del Caribe colombiano, yo no habría podido hacen tampoco nada por Santiago Nasar, que parecía estar predestinado a ser víctima de un asesinato. Algo similar sucede con Maybach, la marca de lujo de Mercedes.
Maybach, junto con Rolls-Royce y Bentley, son las tres enseñas más representativas en cuanto a poma y boato en el mundo del motor. Si dos de las tres marcas antaño fueron inglesas, ahora todas pertenecen a potentes grupos alemanes, siendo Rolls-Royce propiedad de BMW, Bentley de Volkswagen y Maybach de Daimler. Pero las tres tuvieron destinos muy similares, siendo todas enfocadas a la fabricación de grandes berlinas destinadas a los paladares más exquisitos.
En 1909, Wilhelm Maybach fundó junto con su hijo una empresa para fabricar motores de zeppelines. Como era costumbre en la época, muy pronto decidieron diversificarse hacia la construcción de coches de superlujo como en los que había trabajado su fundador cuando era director técnico de Daimler. Junto con la rama dedicada a la producción bélica, sus míticos coches como el W1 o el SW42 fueron de los más deseados por los aristócratas y millonarios más poderosos.

En 1960, Daimler-Benz adquirió la mayoría de las acciones de Maybach, con lo que se integró en el conglomerado de la estrella. Eso hizo que se dejaran de fabricar Maybachs hasta el año 2000, en que Daimler decidió revitalizar la marca para posicionarla por encima del Clase S de Mercedes. Fue entonces cuando Maybach lanzó el Maybach 52 (400.000 euros) y el Maybach 62 (600.000 euros). En el fondo, Daimler quería hacer frente a la dura competencia de Bentley en el segmento más alto, por encima del Mercedes Clase S. Hay que recordar que desde 1998 el fabricante inglés pertenecía al Grupo Volkswagen, no tardando mucho BMW en adquirir los derechos sobre Rolls-Royce.
Desde ese momento, el potente sector automovilístico alemán dominaba uno de los segmentos más codiciados pero también menos rentables. Debido a los altos costes de producción casi artesanal, este tipo de vehículos representan mucho a nivel de imagen, pero no así en cuestiones financieras. Se dice que Maybach estaba perdiendo del orden de 330.000 euros por cada unidad producida. Pérdidas que tan sólo se pueden permitir los grandes capos del Grupo Volkswagen como Ferdinand Piëch con su capricho suicida de Bugatti.
Desde hacía un año se veía venir que el futuro de Maybach era muy negro. Trataron de aliarse con Aston Martin para conseguir insuflar algo más de músculo, pero no fue posible. Como el destino de Santiago Nasar, nadie pudo hacer nada por evitar esa muerte anunciada que todo el mundo esperaba con cierta ansiedad. Ahora tan sólo se venden ya los coches en stock. Si a alguno de los lectores les interesa, los ofrecen con descuentos de 70.000 euros. Para ser automóviles que cuestan más de medio millón de euros, ¿les parece una rebaja suficiente?
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