En el último artículo de esta serie voy a centrarme sobretodo en las falsas creencias sobre los radares, esas leyendas urbanas que la gente cree firmemente. Como aquélla que reza que es mejor circular a 250 kilómetros por hora que a 120 simplemente porque así no salta el radar. Veremos que ésta, junto a otras convicciones parecidas, no tienen nada de verdad.

Me gustaría empezar deteniéndome brevemente en la tolerancia al error de estos dispositivos. Como ya expliqué en la primera de estas entradas, el radar tiene un margen de error del 1%. Sin embargo, este nivel, desde un punto de vista legal, varía dependiendo de cada administración. Si la Dirección General de Tráfico comienza a multar sólo a los que se exceden en más del 10% de la velocidad permitida (132 km/h en autovía o autopista), en vías del País Vasco y Cataluña hay que tener más cuidado porque son más estrictos: la Ertzaintza admite hasta un exceso de 5 km/h para limitaciones inferiores a 100 km/h, y de 6 km/h en límites superiores (126 km/h en autopista); en cambio, los Mossos le multarán si se pasa en más de 4 km/h hasta los 100 km/h, y excediendo el 4% para límites superiores (125 km/h en autovía).
Por lo que respecta a las falsas leyendas urbanas, una de las más arraigadas es la que he mencionado en la entradilla. Según esta teoría, las velocidades muy elevadas no podrían ser detectadas por estos dispositivos. Aunque a muchos «fitipaldis» les encantaría, ésto no es cierto. Si partimos de la base de que muchos coches potentes tienen limitada electrónicamente la velocidad a 250 km/h, puedo decir que la inmensa mayoría de radares en el mercado la captan con facilidad. Y si continúan sin creerlo, recuerden a los chiflados que han sido cazados por nuestras autovías circulando a esas velocidades. Además, ya hay muchos radares que son capaces de detectar hasta los 320 km/h.
Si me he puesto a investigar un poco acerca de este tema, es sobretodo porque yo mismo he sido presa fácil de determinados mitos. No me duelen prendas en confesar que hasta ahora yo pensaba que los radares no funcionaban de noche y que tan sólo se podía pillar a automóviles que circulan en un solo sentido de la circulación. Parece ser que ninguna de las dos presunciones son ciertas. Gracias a los flashes de las potentes cámaras digitales que incorporan, no hay ningún problema en capturar a los coches infractores de noche. Como muestra, quiero que vean el siguiente vídeo en el que podemos observar los chispazos que iluminan las fotos provocadas por la enorme cantidad de infracciones en un determinado tramo.
La segunda parte en la que estaba confundido, la de que sólo pueden vigilar un determinado sentido, también es un error habitual. Todos aquellos dispositivos que se colocan en la mediana vigilan los dos sentidos de la circulación, y pueden cazar a vehículos de ambos lados. Hay más de una fotografía de las que mandan junto con la multa en la que puede llegar a apreciarse la cara del conductor multado.
Sabiendo esto, seguro que hay más de uno al que se le quitan las ganas de arriesgarse corriendo más de lo permitido. Aunque tal vez les compense arriesgarse, porque no todas las cajas contienen un radar, ya que estos dispositivos se van desplazando de un lugar a otro. Tras constatar como en uno por el que paso habitualmente dos agentes de la policía municipal extraían y se llevaban el mecanismo interior, pude confirmar que había ajas vacías que funcionan como elemento disuasorio.
Espero que después de contarles esto no decidan exponerse confiando en que no haya máquina que les pueda cazar. Lo más probable es que les terminen cogiendo. Lo mejor es saber dónde se encuentran a través de esta página de la DGT. Otra posibilidad sería llevar un localizador GPS que les avise de la existencia de radares fijos y de las zonas en que con más probabilidad pueden ocultarse los móviles. Además, ahora son legales los detectores de radar que captan las ondas que emiten hasta con una antelación de 500 metros de distancia. De ese modo, el aparatito —algo más caro que el GPS— nos avisará de todos los radares operativos, con el tiempo suficiente de reducir nuestra velocidad hasta la legal. Ahora, los que utilizan el láser seguirían siendo indetectables de un modo legal. Tan sólo recurriendo a los inhibidores podemos detectar y bloquear sus señales, pero el riesgo de multazo y retirada de puntos es muy elevado si nos pillan. Lo mismo que si llevamos la placa de matrícula ilegible. Aunque como siempre, lo mejor es cumplir con las normas y no despistarnos.
Fin Mitos y leyendas de los radares (I) Mitos y leyendas de los radares (II)
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