Cuando era pequeño, una de mis grandes aficiones era los coches teledirigidos. Como siempre me gustaron los automóviles, en cuanto tuve alguna capacidad de disfrutarlos, mi padre me regaló el Scalextric y un coche de Fórmula Uno teledirigido. Y este juguete era teledirigido porque lo controlaba mediante un mando.
El problema: que el mando estaba unido al coche por un cable. Aquello era incómodo, pero mi padre me dijo que era demasiado pequeño como para tener un coche que funcionase por radio control. En aquella época, los coches teledirigidos no eran como los de ahora. No los había a pilas; todos funcionaban mediante pequeños motores de combustión, lo cual impedía su uso a los niños más pequeños.
Me fui haciendo mayor, pero no se me quitó de la cabeza lo de poseer un coche teledirigido. Sin embargo, nunca encontraba la oportunidad para comprarlo. Así que ahora que soy adulto, y que tengo un sobrino al que le gustan este tipo de cacharros, he decidido que no voy a dejar pasar más tiempo. Con la excusa de mi sobrino, me voy a dar uno de esos caprichos que denotan que estoy aquejado de un terrible síndrome de Peter Pan.
Lo primero que he hecho es realizar una búsqueda por Internet para ponerme al día sobre la situación en la que se encuentra el mercado. Puse en el navegador las palabras “comprar coches radiocontrol” y me salieron varios resultados.
Al parecer, las tiendas online ya ofrecen tres tipos de coches: eléctricos, de combustión o teledirigidos. Los teledirigidos son los que están enfocados a un usuario más infantil. Los precios son algo más económicos y pueden funcionar con pilas o con baterías recargables. Aunque los precios de partida son en torno a los 15 o 20 euros, como nos pongamos muy exquisitos con las prestaciones, nos podemos ir fácilmente a los 100 euros. En general este tipo de juguetes suelen estar construidos a una escala de 1/24.
En el siguiente escalón nos encontraríamos con los modelos eléctricos, cuyo precio puede oscilar entre los 30 y los 600 euros. En este caso los modelos y las prestaciones son mucho más elevados, de ahí que el precio también aumente. Además, son habituales también unos tamaños mucho mayores y unos mandos con más alcance.
Por último, voy a dar una breve explicación sobre las maquetas de coches que utilizan motores de explosión para ser propulsados. Estamos ante uno de los juguetes más codiciados por niños y adultos, ya que la sensación en muchos casos es muy similar a la de conducir un coche de verdad. Aquí es importante, tanto las prestaciones del pequeño motorcito que lo impulsa, como la señal del telemando de radiocontrol. A nivel de precios, partimos de los 300 euros en adelante. Todo dependerá de lo que queramos gastarnos.
¿Sabes por cuál me he decidido yo? Pregúntamelo en los comentarios.
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¡Ja, ja, ja, ja! Difícil lo has puesto. Evidentemente todo amante del motor debería optar preferentemente por un modelo de combustión interna, pero son vehículos que necesitan muchos mimos y tiempo, así que apuesto a que te has decantado por el término medio y te has comprado uno eléctrico.
Un saludo 😉
Al final he comprado uno teledirigido de los baratitos. Mi sobrino solo tiene seis años y no sé si le gustará uno demasiado sofisticado. Si veo que le saca partido, entonces igual me compro uno mejor.
Sin embargo, yo sigo con los de combustión interna en la cabeza. He quedado con un amigo que tiene uno para ver cómo son. A lo mejor me animo con uno para más adelante. Las navidades están a la vuelta de la esquina…
Pues yo le he comprado a mi sobrino de 10 años uno para su cumpleaños que fue la semana pasada y esta como loco, me he convertido en el mejor tio del mundo ajaja.