Recorrido sentimental por la historia del Ford Fiesta

El viernes pasado salió el último Ford Fiesta de la cadena de producción de la fábrica de Ford en Almusafes. Ese coche hacía el número 5.024.000 de los Ford Fiesta fabricados en España. Desde 1976 hasta nuestros días, se ha convertido en un mito, igual que para la generación de mis padres lo fue el Seat 600.
Ford Fiesta de la primera generación – Foto: http://www.motorspain.com

Cada edad tiene un automóvil de referencia. Si para los nacidos en la posguerra el vehículo emblemático fue el Seat 600, para los que hemos visto la luz a partir de 1975 el coche que nos ha marcado, que vino al mundo con nosotros y que se ha hecho adulto a nuestro lado, es el Ford Fiesta.

A pesar de que aún se ve alguno por la calle, la primera unidad se matriculó el 18 de octubre de 1976, saliendo al mercado con un precio de 125.000 pesetas. Como explica el suplemento Crónica, del periódico El Mundo, el primer automóvil que salió de la cadena de montaje fue regalado a un empleado de la factoría, tras un sorteo en el que participaron todos los trabajadores.

Los tiempos no eran muy distintos a los de ahora. Al torbellino político en el que estaba sumida una España que hacía menos de un año que había visto morir a Franco, se unían las consecuencias de una tremenda crisis del petróleo que provocó un aumento desproporcionado del preciode los combustibles. Pero no sólo eso: el paro superaba el millón de personas (con una población activa de 13,4 millones), la inflación subía hasta el 20%, las empresas cerraban en una cascada de quiebras y suspensiones de pagos, la bolsa se hundía estrepitosamente y la conflictividad laboral, trufada de violencia, estaba a la orden del día.

Interior primer Ford Fiesta – Foto: http://www.motorspain.com

La Crisis del 73 provocó que el Gobierno estableciese medidas de ahorro energético entre las que destacaban el establecimiento de un límite de velocidad –aún se mantiene en vigor- para circular por las carreteras españolas. Pero no fueron los únicos preocupados por el consumo de gasolina. El Congreso de Estados Unidos promulgó una norma en 1975 que fijaba unos estándares sobre reducción del tamaño de los vehículos. Los tres grandes fabricantes americanos, entre los que se encuentra Ford, optaron por disminuir el tamaño de sus coches para conseguir que no gastasen más de 9 litros a los 100 kilómetros, eliminando los más lujosos, aquellos de medidas superiores a los 3,3 metros de batalla y más de dos toneladas de peso. Otra de las medidas adoptadas por Ford, en concreto por Henry Ford II, fue el diseño de un utilitario, de reducidas dimensiones y consumo bajo. El proyecto, que contaba con un presupuesto de 1.000 millones de dólares, se denominaba a nivel interno como BE13. A pesar de estar patentado por General Motors, fue el propio directivo el que eligió la denominación de Fiesta, para lo que tuvo que convencerles de que se lo cediesen gratuitamente.

Quizás la cifra de 125.000 pesetas no nos diga mucho, pero si tenemos en cuenta que una barra de pan valía en aquella época 45 pesetas, y que el salario mínimo era de 11.400 pesetas, podemos inferir que el primer Ford Fiesta costaba unos 7.000 euros de hoy en día. Aquel coche disponía de tres motorizaciones de 957, 1.100 y 1.300 centímetros cúbicos. Los catálogos comerciales declaraban que el motor grande era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 158 kilómetros por hora. Con una caja de cambios de 4 velocidades y un consumo de 7,83 litros a los 100 kilómetros, el vehículo era verdaderamente pequeño y algo incómodo, si lo analizamos desde la perspectiva actual. A pesar de todo, recuerdo que siendo un crío íbamos a la playa en uno, propiedad de una amiga de mi madre. Sin aire acondicionado en el mes de agosto, transitando por las penosas y colapsadas carreteras de la Costa del Sol, nos metíamos tres niños y cuatro adultos sin ningún problema, cargados de bultos como toallas, cubos, palas, colchonetas, comida, bebidas,… Y los niños íbamos sentados encima de los mayores, sin sillas de retención ni cinturones de seguridad.

Debido a su lanzamiento a finales de 1976, ese año no pudo competir por el liderazgo en ventas, que fue obtenido por el el Seat 124. Como vemos en el gráfico adjunto, en 1977 la primera posición fue ocupada por el Seat 127. Pero en los tres años siguientes, el reinado del pequeño utilitario se convirtió en un hecho incontestable. Tanto en 1978, como en 1979 y en 1980, el modelo más vendido en España fue el Ford Fiesta con 90.950, 66.540 y 56.902 matriculaciones.

Coches más vendidos – Foto: http://www.burbuja.info

Si por algo se caracterizaban estos vehículos eran por sus mecánicas robustas, siendo muy raros los sobrecalentamientos tan típicos de otros motores de la época; y duraderas, que permiten que alguno de estos modelos siga circulando hoy en día por nuestras carreteras, tras más de treinta años de funcionamiento.

En los años ochenta su principal competidor era el Renault 5. Existía en el mercado un nicho que demandaba automóviles pequeños, de bajo consumo y con motores sólidos y resistentes. Por eso se convirtió en el coche de la gente joven, de aquellos que tenían el carnet de conducir recién sacado y muchas ganas de hacer cosas en una España que empezaba a vivirse en color.

Cuando los Hombres G compusieron en 1985 la canción “Devuélveme a mi chica”, el Ford Fiesta empezó a ser el vehículo de los pijos, de Ford Fiesta blanco y un jersey amarillo”. A pesar de que yo en aquella época todavía era un niño, ya me gustaban los Hombres G y me sabía de memoria todas sus letras. Por eso me hizo especial gracia que un buen amigo, años después, se comprase un Ford Fiesta de color blanco y un jersey amarillo. Por cierto, en ese automóvil se pasearon las chicas más guapas de la época, sentadas en el asiento del acompañante.

Y es que el Fiesta tenía una cierta atracción sobre el género femenino. El periodista Carlos Herrera contó en una entrevista para el periódico El Mundo que su primer coche fue también un Ford Fiesta, que le sirvió, entre otras muchas cosas, para “horizontalizar muchas ternuras”. Un día escribiré un artículo sobre los modelos que más se han utilizado para apaciguar las calenturas del amor. Si en Francia el que se lleva la palma en cuestiones de erótica motorizada es el Citröen 2CV, aquí, gracias a la lírica pop de raigambre verbenera, siempre se ha creído que era el Simca 1000 el más utilizado. No obstante, creo que Los Inhumanos se equivocaban, ya que uno de los vehículos en el que más se han “horizontalizado ternuras” en España es el Ford Fiesta.

Chica en un Ford Fiesta – Foto: http://www.motorspain.com

Conforme los ochenta fueron diluyéndose en unos noventa de fastos y fiestas, España entró en Europa y se instaló definitivamente en la modernidad. El mercado de automóviles maduró y creció, apareciendo numerosos competidores en el segmento de los utilitarios. Casi todas las marcas comenzaron a ofrecer modelos similares. En mi época adolescente, el coche soñado ya no era el Ford Fiesta, siendo reemplazado por el Volkswagen Golf como nuevo objeto de deseo de los jóvenes de mi época.

Tras seis generaciones del Ford Fiesta, se han comercializado 12 millones de unidades a nivel mundial. Pero que no se fabrique más en Almusafes –su línea de producción se utilizará para el C Max– no quiere decir que el modelo desaparezca, ya que se seguirá montando en otras plantas en Alemania. Y si alguno de los lectores tiene todavía un Ford Fiesta blanco, que tenga cuidado no sea que les destrocen su coche, les quemen el jersey o les llenen el cuello de polvos picapica.

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