Un coche futurista y urbano no implica que sea por sí mismo ni bueno ni malo. Las consecuencias de un diseño excesivamente arriesgado ya las conoce Renault de sobra, ya que ha tenido grandes éxitos y sonados fracasos. Que el Twizy sea, además, un vehículo de ciudad no es más que producto de las carencias del mismo, ya que no ha podido ser homologado como un automóvil normal y se considera legalmente como un cuadriciclo ligero.

Para que lo entiendan mejor, este modelo eléctrico es un coche que puede conducirse sin carné. El que desarrolla 5 CV de potencia (sin contar con el precio del alquiler de las baterías, 4.917 euros descontando las subvenciones) tan sólo requiere la licencia AM de ciclomotor; mientras que el de 17 CV (5.409 euros) exige el permiso A1 que habilita para pilotar motocicletas de menos de 125 cc. Y este dato es importante porque la primera sensación que me vino a la cabeza fue la de esas motos cubiertas del tipo de la Peraves Monotracer. De hecho el automóvil no va cubierto en su totalidad, ya que carece de ventanillas laterales. Sin embargo, los vehículos adquiridos por el ayuntamiento de mi ciudad para la policía local van a ser usados por agentes que hasta ahora hacían sus rutas en ciclomotor. Según me ha contado uno de ellos, el gran problema que ven es que tendrán que ir con ropa preparada para soportar las inclemencias del tiempo igual que cuando van en la moto. Lo único es que se libran de ponerse el casco.

Al hilo de lo expuesto en el anterior párrafo, y al carecer de cualquier tipo de climatización, es un problema tanto en el crudo invierno como en el verano que con tanta fuerza ha llegado a España. En días como los pasados, con el Twizy aparcado al sol, las temperaturas que se pueden acumular en su interior deben ser elevadas. Y no quiero ni pensar los chorros de aire caliente que entrarán por el hueco de las inexistentes ventanillas.
Según Renault, esas ventanas crearían una desagradable sensación claustrofóbica. Y es que, incluso sin cristales laterales, la sensación de agobio es importante. Imaginen un asiento de coche y un volante rodeado de plastico. Debido a su estrechez, el puesto del acompañante –ni siquiera he hecho el intento de sentarme en él- está colocado detrás del conductor y es minúsculo. En cuestiones de seguridad no se distingue por su exhuberancia, ya que solo dispone de airbag frontal y de cinturones de seguridad en ambos asientos. Para los que no conciben hoy en día un vehículo sin ABS ni control de estabilidad, que se vayan olvidando de adquirir este modelo porque no dispone de ningún tipo de asistencia electrónica a la conducción. Como no lo he podido conducir no hablaré, pero me remito a las pruebas que han hecho en Autobild. En ellas se quejaban de lo complicado que se pone en asfalto mojado. De cualquier forma, tampoco creo que a la velocidad a la que se debe circularen ciudad se puedan hacer muchos derrapes.

El interior es espartano a más no poder. Ni mandos para la climatización, ni radio, ni palanca de cambios. Tan sólo un volante y un pequeño tablero de mandos (lamento colocar una fotografía no tomada por mí en este artículo tan personal, pero es que la que yo he hecho no ha salido correctamente y apenas se aprecia por culpa del exceso de luz). El cuadro de mandos indica el estado de la batería y la velocidad a la que se circula. No hay ningún tipo de concesión a la modernidad, al contrario que otros modelos como el Nissan Leaf, excepto por el extraño diseño de este cuadriciclo. A la izquierda, tres sencillos botones nos permiten seleccionar marcha hacia delante, hacia atrás y la neutra o punto muerto. El freno de estacionamiento se encuentra bajo el salpicadero y es importante activarlo ya que los mandos del cambio no contemplan una posición de estacionamiento.
Si necesitamos guardar cosas, tendremos bastantes problemas. Con dos guanteras pequeñas junto al volante y un hueco en la parte trasera de 31 litros, no sobran los sitios donde dejar objetos personales. Me parece que los policías que van a usar estas unidades tan sólo van a tener sitio para guardar el bloc de multas.
Una vez que se arranca el motor, no se escucha absolutamente nada. Da la sensación de que el coche se moviese con el motor apagado, como si se deslizase cuesta abajo por una rampa. Es tan silencioso que en la palanca de las luces -ojo que de noche la batería dura menos por culpa de los faros- han establecido una posición que emite unos sonidos llamativos para que los peatones se percaten de la presencia del vehículo y así evitar el peligro de ser atropellados.
Cuando lo pruebe, escribiré aquí otra reseña. Y los que quieran ver alguna foto más aparte de las que acompañan a este artículo, tomadas en la presentación de los automóviles eléctricos del ayuntamiento, las podrán ver en el perfil de Twitter que he creado para Wanderer 75. No olviden hacerse seguidores para estar al tanto de todo lo que publicamos.
Es curioso comprobar como los SEAT Mii y VW UP! tienen las proporciones y el perfil del antiguo Twingo. Áquel cochecillo de los 90 que nadie entendió y del que todos nos burlamos es hoy un ¿referente? en vehiculos urbanos. Tal vez a la hora de acercarnos al Twizzy lo debamos hacer sin ningún prejuicio y «limpios» de toda referencia automovilística. Si es diferente, tratemoslo así. ¿no crees que no hace falta nada más para desplazarse? realmente para un recorrido de pocos quilometros sobra casi todo de lo que disponemos en nuestros coches (chapa, accesorios, carnet de conducir…) y encima es pretenciosamente ecológico. ¡Que lo dejen más barato que me compro uno!, un saludo
Gracias por tu comentario, Sergio Mercado. Creo que el Twizy es perfecto para los que estén acostumbrados a moverse en moto por ciudad. Para gente como yo, creo que no es la solución. Aunque también es cierto que si fuese más barato, lo mismo me lo planteaba.