En mi opinión, todos los fabricantes sueñan con ofrecer un buen producto. Les gustaría vender modelos que destacasen por sus elegantes diseños y por sus calidades superiores, para así elevar unos cuantos enteros el nivel de deseabilidad de sus vehículos. Sin embargo, siempre se encuentran con un escollo principal que a muchos les hace desistir: el precio. No obstante, en esta época en la que vivimos, los segmentos de mercado que mejor están aguantando la crisis son lo que se conoce como premium o lujo. Y es que es evidente que las dificultades económicas no las soportan igual los pobres que los ricos. Además, con esta brutal recesión, se está produciendo un fenómeno accesorio por el que, mientras la clase media y baja se está depauperando hasta cotas preocupantes, el grupo social de los millonarios aumenta en número y en volumen de patrimonio. Se ahondan las brechas y se amplia el mercado para marcas como Lincoln.

En Europa, cuando la gente escucha algo sobre Lincoln, muchos piensan que se está hablando del presidente de Estados Unidos que abolió la esclavitud. Excepto a unos cuantos entendidos, a casi nadie le suena que pueda tratarse de un fabricante de automóviles. Y es que la marca de lujo estadounidense tiene prácticamente circunscritas sus ventas al mercado americano.
Como muchas otras marcas de coches, la compañía se fundó para fabricar motores de avión en 1917. El propietario era Henry M. Leland, uno de los altos directivos de Cadillac que venía rebotado de la misma. Y es que alrededor de los constructores de lujo, siempre hay altos ejecutivos que saben que el mercado tiene un gran potencial y que la firma para la que prestan sus servicios no lo está haciendo bien. Por eso es más habitual de lo que parece que esos profesionales acaben volando por cuenta propia y terminen convirtiéndose en el principal competidor de la marca para la que trabajaban.

No obstante, en el caso de Lincoln Motor Company, una vez terminada la Primera Guerra Mundial, comenzó a sufrir problemas económicos y tuvo que ser vendida en 1922 a Ford Motor Company, que es quien todavía ostenta la propiedad, posicionándola en su división de lujo Lincoln-Mercury. En esa época, Lincoln, junto con Cadillac y Duesenberg, copaban las ventas de vehículos premium.

Históricamente, los modelos más míticos de la marca han sido el Lincoln Zephyr, el Lincoln Continental o el Lincoln Town Car. Aunque en la época actual el liderazgo en Estados Unidos ha cambiado mucho. Conforme ha ido aumentando la competencia de marcas como Audi, BMW, Mercedes, Lexus, Infinity,… las americanas han ido sufriendo una progresiva caída de sus ventas que muchos han pensado que sería el preludio de la desaparición. Cadillac lo sufrió, y pudo reponerse. Parece que ahora el problema lo tiene Lincoln. ¿Podrá aguantar esta complicada tesitura? Les recomiendo la lectura de este artículo en el que se explica muy bien la encrucijada en la que se encuentran los coches Lincoln en este mismo momento.

Esta problemática no la presenta Chrysler que al contrario de otras en Europa todos desean un Chrysler 300, un poderoso charger o challenger, una GRAND cherokee y si son de los SRT mejor o una RAM Laramie o r/t
Vemos como toda la línea Chrysler ya se vendé en Europa como Lancia, y como madrrati toma el Chrysler 300 para hacer su versión más chica del quatroporte y como los ingenieros de Ferrari pusieron mano al nuevo DODGE Viper
Chrysler marca americana creo mejor valorada a nivel mundial y con talla de los grandes,
Estimado Ángel, muchas gracias por tu aportación. Creo que en Europa la marca americana mejor posicionada es Ford, en lo que a penetración de mercado se refiere. La alianza entre Chrysler y Fiat puede ayudar a que mejore su posicionamiento en Europa. También es cierto que Fiat está muy bien considerada en Italia, aunque no tanto en el resto de Europa. Incluso así, a nivel premium no hay ninguna marca americana que luche por desbancar a los alemanes. Tal vez en un futuro sea habitual ver circular por nuestras calles a los Lincoln o los Cadillac, pero de momento no.