He encontrado estas fotos en el blog Cars and Life y he creído que debía compartirlas con ustedes. Según esta bitácora, a finales de los cincuenta la actriz Sophia Loren era propietaria de un Mercedes Alas de Gaviota con el que gustaba de fotografiarse.

He tenido que confirmar en su biografía que realmente Sophia Loren, la intérprete de los ojos de gata, fue propietaria de uno para que termine de creérmelo del todo. Mi suspicacia se levantó porque las fotos dan la impresión de pertenecer a algún anuncio publicitario. Sin embargo, tras un rastreo por la red, he descubierto que la actriz italiana realmente tuvo uno, y que estaba verdaderamente enamorada de él, cuando lo vendió en una subasta. ¿Sabrá su actual poseedor el tesoro que tiene en su garaje?

El Alas de Gaviota fue uno de los coches más codiciados de los años cincuenta. No fue solo Sophia Loren la que sucumbió a sus encantos, dándonos impagables instantáneas de la más pura «dolce vita» romana, ya que figuras tan destacadas como Tony Curtis, Clark Gable o Glenn Ford también dispusieron de uno. Es evidente que un vehículo así, que se convirtió en un icono desde el mismo momento de su lanzamiento, tenía que atraer a las estrellas más refulgentes de Hollywood.

Que una mujer tan exuberante y curvilínea como Sophia Loren se decantase por un modelo tan deportivo tiene su aquel. Sobretodo en una época en la que las mujeres apenas se ponían pantalones. Si difícil es hoy en día para ciertas personas entrar o salir de un cupé con suspensión rebajada, la tarea se convertía prácticamente en imposible si una mujer con falda pretendía subirse a un Mercedes 300 SL. No les digo nada si la falda, además, era la clásica falda de tubo de los cincuenta. El espectáculo estaba garantizado. En un artículo de mi época en Altrade expliqué cómo una dama debía subirse a un automóvil así sin mostrar más de lo que el recato permitía en la época.




He tenido la suerte de ser adelantado en la autopista por este coche, como dice el anuncio del Clio es una experiencia que jamas olvidaré mientras viva..
Saludos.!
Yo también me encontré un día con uno por la carretera, Xavi. En este caso fui yo el que lo adelanté porque circulaba bastante tranquilo. Lo conducía un señor mayor, sin prisas, disfrutando del viaje y del coche. Eso es otra forma de vida.
Belleza sin límites