Hace unas semanas escribía sobre los coches que fabricaban los aliados en 1914. Ahora voy a hacer lo mismo, pero desde la perspectiva de las potencias centrales. Pero aquí nos encontramos con una particularidad: excepto Alemania, el resto de los países apenas tienen relevancia en lo que a fabricación de coches se refiere. Veremos los más significativos.

En el bando de los imperios centrales la única potencia realmente poderosa era Alemania, al menos a nivel industrial, seguida tímidamente por el imperio Austro-Húngaro. A un nivel muy por debajo se encontraba el imperio otomano o el reino de Bulgaria, que optaron por aliarse a los germanos casi por obligación.
Aunque ya expliqué el otro día que Italia también había firmado los tratados que la adscribían a los imperios centrales, los dirigentes del país transalpino muy sagazmente optaron por la neutralidad hasta que vieron que sacarían mayor tajada acercándose a los aliados. De hecho, Napoleón Bonaparte ya explicó que no se podía confiar en los italianos porque nunca terminaban una guerra en el mismo bando en que la empezaron.
Alemania
Era la gran superpotencia que se oponía a la hegemonía británica en el comercio y la industria. Además, desde el siglo XIX había entrado permanentemente en conflicto con Francia por una serie de litigios territoriales en Alsacia y Lorena, eternamente disputados por ambas naciones.
Desde los comienzos de la Revolución Industrial, Alemania había iniciado una incipiente industria automovilística que en 1914 estaba ya muy desarrollada. Uno de los modelos de esa época que más famosos se hicieron fue el Mercedes Grand Prix Rennwagen 18/100 PS. Gracias a su experiencia en la fabricación de motores de avión, pudieron trasladar esos conocimientos a la construcción de motores de coche más ligeros como el 4.5 de 115 cv que equipaba el Grand Prix Rennwagen, el cual fue el primero en circular por encima de las 3.000 rpm.
Con este modelo Mercedes obtuvo el primer, segundo y tercer puesto en el Gran Prix de Francia de 1914. Aquello provocó que se enviase una unidad a Inglaterra para ser mostrada en un evento, pero al desencadenarse las hostilidades de la Primera Guerra Mundial, Rolls-Royce se hizo cargo del mismo aprovechando la coyuntura para estudiar sus elementos mecánicos más destacados. Inspirándose en ese Mercedes, los responsables ingleses diseñaron el Rolls-Royce Hawk.

Imperio Austro-Húngaro
Como en el artículo sobre el asesinato del archiduque Francisco Fernando ya mencioné brevemente al Gräf and Stift Doble Phaeton, en este epígrafe me voy a centrar en una de las pocas marcas que ya fabricaban coches hace cien años y que hoy en día goza todavía de muy buena salud: Skoda. Bajo la marca Laurin and Klement, que años después se fusionaría con Skoda, la marca checa era una de las industrias más importantes de todo el imperio austro-húngaro en los albores de la Gran Guerra. El modelo más interesante de 1914 era el Laurin and Klement T/Ta, que se trataba de una carrocería tipo phaeton de cuatro plazas con motor delantero y tracción trasera. Con un motor 1.2 de 18 cv disponía de una caja de cambios de cuatro velocidades y era capaz de alcanzar los 60 km/h.

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3 comentarios sobre “Hoy, hace 100 años, en la Primera Guerra Mundial: los coches de las potencias centrales”