Elementos básicos de un renting de vehículos

Cada vez son más las empresas que optan por dejar de comprar coches, para alquilarlos. Por eso los renting están más de moda que nunca. En este artículo explicaré las características principales de este tipo de arrendamientos.

Un consejo muy típico de alguien que no entiende de automóviles es el de recomendar a los conocidos que hacen muchos kilómetros al año que contraten un renting. Los legos en la materia piensan que es un medio para ir renovando el vehículo cada poco tiempo, con lo que solo les interesa a aquellos conductores que están todo el día en carretera. Tienden a asimilar equivocadamente renting con cambio rápido de coche a precios bajos.

Lo primero que hay que entender es que esta modalidad se fundamenta en un arrendamiento a medio o largo plazo por el que un cliente encarga a un banco o a una gestora de renting que le proporcione un automóvil de unas determinadas características durante un tiempo determinado. Junto con el coste del alquiler, el arrendatario pagará en una única cuota todos los gastos inherentes al mantenimiento: seguro, impuestos, cambios de aceite, ruedas,… Una vez finalizado el período contratado, lo normal es que se devuelva ese vehículo y se firme un nuevo contrato.

Respecto a los kilómetros, todos los contratos de renting especifican una cantidad máxima que no debe superarse. Por este motivo es comprensible que los conductores que más hacen sean los que más paguen, ya que reintegrarán el coche con un mayor desgaste, lo que hace que disminuya el valor residual. Este tema, además, es muy delicado: si un usuario se pasa de la cantidad pactada, se le penalizará económicamente. Conozco algún caso de gente mal asesorada que tuvo que dejar de utilizar el automóvil a la mitad del ciclo porque ya había cubierto todo el kilometraje contratado.

¿A quién le interesa hacer un renting? Generalmente a los contables, ya que se evitan tener que reflejar en el balance la adquisición de un bien que hay que valorar y amortizar. Por otra parte, para empresas con una flota muy grande, suele ser engorroso estar pendiente de las inspecciones y servicios de cada unidad, así como los pagos asociados. Si una empresa dispone de 20 vehículos, cada vez que hay que acudir al taller, hay que autorizar un pago, generando una salida de caja. En cambio, con el renting, tan sólo hay que pagar y contabilizar la cuota de alquiler. Serán entonces los usuarios los que se encarguen de las revisiones cuando vayan tocando.

Muchos se preguntarán si es más barato o no. En mi opinión he de decir que es más caro, ya que se terminan pagando intereses por todos los gastos del coche. Aunque también es cierto que los fabricantes tienen establecidos unos descuentos mucho más elevados para este tipo de ventas. Por eso lo mejor es hacer cuentas y pedir simulaciones a los distintos proveedores. También conozco casos de empresas con varios automóviles que prefieren la modalidad de renting porque así agrupan todos los pagos en una sola cuota, no tienen que hacer grandes desembolsos, logran mayores ventajas fiscales y pueden renovar su flota cada poco tiempo.

Existen muchas dudas sobre si los particulares (trabajadores por cuenta ajena) pueden acogerse al renting. Aunque no tiene mucho sentido debido a que carecen de los beneficios fiscales que sí obtienen los autónomos y las empresas, la ley no se lo impide. Pero en este caso estoy convencido de que no sale a cuenta. Si algún lector no está de acuerdo, que lo explique a través de los comentarios.

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