La terminología que se usa cuando se tasa un vehículo de ocasión puede ser confusa y enrevesada. Si ya cuesta distinguir las diferencias entre el valor de compra y el de venta, la cuestión se complica más cuando entran en escena conceptos como valor venal o de reposición. En el fondo no es complicado si asimilamos la esencia de cada término. En este artículo lo explico.

Lo primero que hay que comprender es que cualquier objeto sujeto al tráfico mercantil se vende partiendo de un precio de coste al que se le suma el margen comercial, con lo que se obtiene el precio definitivo de venta. Cuando una camiseta adquirida por un comerciante a 12 euros se oferta en la tienda a 20 euros, tenemos el precio de coste o valor de compra de dicho artículo. Si se tratase de un automóvil, el valor de compra sería la cantidad que los profesionales pagan al propietario de un coche de segunda mano para luego ponerlo a la venta con un margen añadido.
Siguiendo con el mismo ejemplo de la camiseta, cuando el dependiente la vende por 20 euros nos está informando de que el valor de venta de dicho artículo es más elevado que el de coste porque tiene que imputar el pago de la prenda más la parte proporcional de gastos de local, luz, teléfono, empleados, así como el beneficio legítimo que se suele aplicar. A todos nos gustaría que la camiseta nos valiese 12 euros, pero entendemos que el comerciante asume un riesgo y debe obtener una rentabilidad aceptable por su actividad comercial. En el caso de los vehículos usados, si nos lo compraron por 5.000 euros, es probable que ese mismo establecimiento lo oferte en 6.500 euros. Este último valor sería el de venta. No obstante, hay que considerar que en ese precio se incluyen los gastos de reacondicionamiento, de transferencia, de garantías, junto con la parte alícuota de los gastos generales, publicidad o marketing.
Por otra parte, hay propietarios particulares que prefieren obtener una mayor cantidad de dinero y optan por vender el automóvil por su propia cuenta, sin que intervengan profesionales. Dependiendo de las capacidades de cada uno y del estado del coche, es probable que se consiga un precio más alto que el de compra, pudiendo incluso acercarse mucho al valor de venta (los 6.500 euros que decíamos en el ejemplo del párrafo anterior). Pero sería conveniente reflexionar si, como compradores, estaríamos dispuestos a quedarnos con un modelo perteneciente a un particular que no nos da garantía y al que no conocemos de nada, frente a una oferta al mismo precio lanzada por un compraventa prestigioso y serio.
Mañana ampliaré más este tema cuando explique cómo utilizan las compañías de seguros estos vocablos para tramitar las indemnizaciones en caso de siniestros.
La confusa terminología que emplean las compañías de seguros en sus tasaciones.
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