4 puntos que siempre revisa un tasador de coches
Ya he explicado en varias ocasiones que un tasador de coches es aquel profesional de un concesionario o establecimiento de compraventa que valora un vehículo usado con intención de adquirirlo para luego ponerlo a la venta, obteniendo un beneficio económico de la operación resultante. En este artículo señalaré los elementos en los que suelen fijarse.
El tasador de coches, como he adelantado en la entradilla, trata de obtener un beneficio para su empresa. Por lo tanto, intentará adquirir el coche usado a un precio razonable dentro de los valores de mercado (distintos dependiendo de si se compra o se vende). No obstante, desde el punto de vista de un particular que trata de desprenderse de su vehículo usado, vender coche y obtener un precio razonable no son cosas que estén reñidas entre sí. De hecho, si el precio fuese excesivamente bajo, al vendedor no le interesaría la transacción.
El tasador de coches evita sorpresas mediante una inspección visual

Por lo expresado en el párrafo anterior, es imprescindible para todos aquellos que se dedican a la compraventa de vehículos usados comprar los coches a un precio ajustado. Y lo más importante para valorar correctamente un automóvil de ocasión es realizar una inspección visual. Si esta inspección no se produce, es fácil que terminen por salir defectos o averías ocultas que disminuirán el margen de beneficio a la hora de vender el coche a un comprador final (ya que el precio de mercado presupone que se vende en buen estado).
Los cuatro puntos básicos que miran los tasadores de coches

Hay tasadores que prácticamente no saben de mecánica y hay otros que son capaces de calcular de memoria el coste de cada reparación. En esto, como en todo, cada maestrillo tiene su librillo. Pero hay cuatro observaciones que todos los que se dedican a esto realizan:
1.- Presencia de óxido
Los coches viejos que han estado mucho tiempo a la intemperie sufren de uno de los peores males para la carrocería: el óxido. Las piezas de chapa se oxidan y se pudren, y eso es algo que tiene muy difícil solución. Y si no te lo crees, te recomiendo que veas alguno de los programas de Joyas sobre ruedas en donde siempre suelen recalcar que una de las cosas que más les cuesta reparar son las carrocerías oxidadas.

Por eso un tasador de coches revisa la carrocería concienzudamente en busca de pistas que le indiquen la existencia de óxido. Además, el óxido, junto con ciertos olores como el de humedad, pueden indicarle al experto que el vehículo ha “sobrevivido” a una inundación, con lo que los problemas mecánicos pueden aumentar exponencialmente.
Como parte del reacondicionamiento, siempre se incluye una partida económica destinada a chapa y pintura en función de los trabajos que haya que realizar. Pero defectos como el óxido no pueden ser ocultados simplemente con una capa de pintura, porque en algunos casos los daños pueden afectar incluso a la seguridad estructural del automóvil.
2.- Embrague
Otro de los clásicos que todos los tasadores miran siempre es el embrague. Al tratarse de una pieza de desgaste, los coches antiguos suelen cambiar de manos cuando empiezan a dar problemas. Y estos, en muchas ocasiones, suelen venir provocados por piezas de desgaste cuya reposición es cara.
El cambio de embrague, sobre todo si es necesario sustituir todo el conjunto, es caro. El tasador comprobará que el embrague está en buen estado de uso metiendo una marcha y soltándolo con el freno de mano activado. De ese modo se observa si el embrague patina y si el punto de tracción está excesivamente alto.
3.- Dirección y ruedas
A parte de revisar visualmente las ruedas —lo que puede indicarle al tasador que es necesario un cambio de neumáticos, o que el coche pisa mal si el desgaste no es uniforme— habrá que realizar una prueba en carretera. El tasador saldrá a carretera y comprobará que soltando el volante el vehículo mantiene su trayectoria. En caso de que el automóvil tienda a salirse de su trayectoria, incluso aunque se esté agarrando el volante, entonces puede existir un problema de la dirección que deberá revisar un mecánico.
4.- Pérdidas de aceite

A la hora de valorar un vehículo de segunda mano, los tasadores suelen revisar el motor para detectar si existen pérdidas de aceite. En caso de haberlas, es posible que exista algún problema que debería explorar más detenidamente un mecánico, ya que las averías pueden ser graves y terminar costándole un dinero con el que no había contado.
Respecto a esto, hay algunos particulares que antes de poner a la venta su coche usado lo llevan a un taller para que le petroleen el motor. De ese modo piensan que está más bonito y da mayor apariencia de encontrarse en buen estado. Sin embargo, conozco a más de un tasador que cuando observa un motor petroleado comienza a sospechar de la existencia de una pérdida de aceite que ha tratado de ocultarse dando la sensación de que el motor está muy limpio. Así que ten cuidado porque, en determinadas ocasiones, el petroleado puede ser un arma de doble filo.
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