En el último artículo aclaré la diferencia entre valor de compra y valor de venta de un vehículo usado. Pero creo que aún quedan por explicar un par de conceptos difíciles de entender, y que suelen ser utilizados con mucha profusión por las compañías de seguros en caso de siniestros.

Antes de nada, les recomiendo que acudan a su coche y cojan la documentación de su seguro. Una vez que se la hayan leído, entenderán que no existen normas generales sino términos que se pueden aplicar a determinados casos en función de lo establecido en las condiciones particulares de cada póliza.
Para empezar, debemos ponernos en una situación un poco desagradable. Imaginemos que hemos sufrido un accidente y que tenemos un seguro a todo riesgo. Aunque nos “sentimos seguros”, cuando empecemos a comprobar la sucesión de problemas que se nos van a caer encima puede ser que nuestra actitud cambie, pasando en ese momento a encontrarnos engañados y abrumados.
Pongámonos en lo peor. El golpe ha sido bastante aparatoso: junto con la carrocería, también se han visto afectadas bastantes piezas mecánicas, así que parece que la reparación no va a ser barata. En concreto, la avería puede suponer un precio de 10.000 euros . Y claro, nosotros pensamos cándidamente que, tras años de pagar religiosamente el seguro a todo riesgo, por fin la compañía tendrá que responder.
Como una nube negra que se cierne sobre nuestras cabezas, los problemas comienzan el día en que recibimos una llamada del taller en el que se encuentra el vehículo y nos dicen que el perito de la compañía ha visto el automóvil y que no ha autorizado la orden de reparación porque lo ha declarado siniestro total. ¿Esto que quiere decir? Significa que el coste de la reparación es más elevado que el valor del coche, por lo que no merece la pena arreglarlo. En este caso, el final feliz de esta cuestión dependerá de lo que hayamos negociado al contratar la póliza.
Si seguimos teniendo a mano el contrato del seguro, podremos constatar que realmente lo que se asegura es el valor del automóvil, no el vehículo en si mismo. Esto implica que, si lo que vale la reparación se acerca mucho a lo que cuesta el coche usado en ese momento, nos lo van a declarar siniestro total. Y muchos se preguntarán: ¿de dónde sale ese valor? Pues depende de la antigüedad del automóvil y de la pactado en las condiciones generales.
En general, las aseguradoras establecen tres tipos de valoraciones. La primera de ellas sería la que se corresponde con el valor de nuevo. Creo que es fácil de entender. En caso de una pérdida total del bien asegurado, la compañía se compromete a pagar el dinero correspondiente por un coche nuevo con los mismos extras que se consignaron en la póliza. Lo habitual es que se contemple la reintegración del valor de nuevo para los que no excedan de dos o tres años de antigüedad. El ejemplo se entendería muy bien si compramos un vehículo de 21.000 euros y un año después lo destrozamos porque nos pegamos un guantazo monumental. En ese caso, el perito analizará los posibles gastos de reparación y si exceden de los 21.000 euros declarará siniestro total, con lo que la aseguradora tendrá que adquirir uno igual, siempre que el cliente no prefiera recibir el dinero.

En segundo lugar tenemos el valor de mercado o de reposición. Este tipo de valoración se establece para automóviles más viejos y se corresponde con el valor de venta que hablaba ayer. Esto significa que la compañía comprueba en cuánto se podría vender una unidad de similares características, pero sin tener en cuenta los kilómetros. Aunque se usan valores de referencia como los que fija Eurotax o Ganvam, suelen coincidir con el precio al que un concesionario vendería un coche de ocasión igual. En este caso, si un automóvil similar se vende en 12.000 euros, y la avería excede de esa cantidad automáticamente nos lo declaran siniestro total.
Por último tenemos el valor venal, que no es otro que la cantidad por la que un establecimiento de compraventa compraría un usado. Si ustedes recuerdan el post de ayer, podrán asimilarlo al valor de compra entre profesionales. Se comprende mejor si recurrimos al ejemplo del párrafo anterior, ya que el coche que el vendedor ofrecía en 12.000 euros tendrá un precio de coste cercano a los 10.000 euros, con lo que la posibilidad de que se declare siniestro total es mayor. Como es evidente que el valor venal es la peor de las posibilidades, algunas aseguradoras establecen valores venales mejorados en un porcentaje variable.
Es importante que se lean bien las condiciones específicas de un seguro antes de contratarlo, ya que mucha gente se guía sólo por el precio y a veces lo barato sale caro. Si por ahorrarnos una pequeña cantidad al año nos encontramos con una póliza que nos ofrece peores condiciones, es posible que al final no nos compense tanto. Piensen en una oferta comercial de una aseguradora frente a otra que difiere 100 euros al año. Si en el tercer año tienen un siniestro total, y la aseguradora más cara ofrece reposición por el valor de nuevo hasta el tercer año, frente a la más barata que ofrece tan sólo el valor venal, nos podemos encontrar que el más caro nos proporciona un coche nuevo.
Peculiaridades en la valoración de coches usados.
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muy buena pagina excelente informacion muchas gracias