Si somos nosotros mismos los que nos encargamos de poner a la venta nuestro vehículo de ocasión, obtendremos algo más de dinero que si se recurrimos a un profesional. En este artículo daré tres consejos básicos que les serán de mucha utilidad, si deciden afrontar solos esta tarea.

No me canso de repetir que los coches tienen un valor intrínseco en función del mercado. Así que si no queremos tener que aguantar a curiosos sin interés, que nos marean, que tratan de regatear a toda costa, que nos ponen mil pegas, entonces debemos acudir a un compraventa. Pero, ojo: este profesional, para poder darle salida al automóvil al mismo precio que lo haríamos nosotros por nuestra propia cuenta, debe comprárnoslo con un descuento importante que le compense por esas pegas que nosotros no estamos dispuestos a asumir. Si nos parece que el margen de beneficio que se embolsa este intermediario es excesivo, entonces podemos intentarlo por nuestra propia cuenta. Aquí van tres consejos para facilitar un poco la tarea:
- Infle el precio; ya habrá tiempo de bajarlo: tenga por seguro que cualquier precio, por barato que este sea, siempre será excesivo para los posibles compradores. Recuerdo que en otros artículos sobre este tema, algunos lectores afirmaron rotundamente que es mejor enrocarse en el precio que consideramos conveniente y no entrar en negociaciones. En cambio, creo que cualquier vendedor que se precie, debe tener un talante flexible y ser capaz de adaptarse a las circunstancias de cada comprador. Por eso mi recomendación es inflar el precio un poquito, para luego tener algo de margen para hacer rebajas. El comprador se quedará más contento porque ha obtenido el descuento que deseaba, y usted sabrá en su fuero interno que realmente ha conseguido la cantidad que tenía pensada desde un principio. Esta es la técnica que siempre han usado los comerciantes árabes en los zocos; y creo que no les va mal del todo.
- No enseñe nunca un coche sucio: una de las cosas que peor imagen otorgan a un vehículo es la suciedad. Por muy cuidado que esté, el posible comprador se sentirá decepcionado y pensará que esos manchones de barro estarán ahí siempre, como si fuesen arañazos permanentes. Para que lo entiendan mejor, les pondré un ejemplo totalmente real: en una ocasión, un cliente adquirió por catálogo un modelo que aún no había comenzado a fabricarse. Tres meses después, el comercial le llamó para que acudiese al concesionario para verlo porque acababan de recibirlo. Cuando se personó en las instalaciones y vio el coche cubierto de barro, con lonetas, con pegatinas de plástico, con las protecciones aún colocadas, sin los limpiaparabrisas, se le cambió la cara. Algo cabizbajo se marchó a su casa. Al rato llamó al comercial explicándole que no quería esa unidad porque era muy fea. Al final, para no perder la venta, el vendedor lavó, preparó y enceró el vehículo. Solo cuando estaba completamente reluciente, avisó al cliente. Y este, entonces, sonrió y lo pagó porque ese sí que era el automóvil que había pedido. Si eso sucede con un coche nuevo, imagínense lo que puede ocurrir con uno que se ha ido desgastando con el paso del tiempo. Así que no lo olviden: laven minuciosamente el vehículo antes de mostrárselo a cualquier posible interesado.
Sorpresa al ir a ver un coche de ocasión – http://www.diariodearousa.com - Diga la verdad: aunque mucha gente piense lo contrario, la verdad ayuda a vender. No podemos anunciar que nuestro coche está impecable, cuando lo tenemos lleno de rozones. Tampoco debemos presumir de que está como nuevo, o que las ruedas están prácticamente sin usar, cuando están lisas y sin dibujo. Y esto es así porque es muy probable que el cliente se desanime al ver que físicamente no se corresponde con las características propuestas. Hay muchos vendedores que opinan que el anuncio debe ser un gancho. Una vez que los interesados hayan picado, creen que pueden desplegar sus mejores artimañas para convencerlos. Sin embargo, esto casi nunca es así. Cuando alguien se molesta en quedar con nosotros porque le hemos asegurado que el vehículo siempre duerme en garaje y que lo tenemos muy cuidado, no espera encontrarse una tartana llena de porrazos, con varios rozones, con las ruedas en los alambres y un testigo de avería en el cuadro de mandos. Si hemos reparado una pieza por un golpecito, hay que explicarlo abiertamente. Lo mismo que si se ha sufrido un accidente. Porque si nos callamos, a poco que sepa el comprador, puede percatarse de una reparación mal hecha y lo más lógico es que sospeche. Y si detecta que no estamos siendo sinceros, saldrá corriendo y no le volveremos a ver más.
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2 comentarios sobre “3 claves para vender con facilidad nuestro coche usado”