Paul Walker, el mito de los poligoneros

En cuestión de coches, todos los aficionados llevamos a un poligonero dentro. Quizás los que me conozcan se sorprendan un poco por esta afirmación. Muchos piensan que, si por algo me caracterizo, es por ser lo opuesto. Sin embargo, es el momento de confesarse: porque a quién no le gustaría conducir un deportivo a toda velocidad con un bombón de curvas infinitas y minifalda extracorta en el asiento de al lado; o participar en una carrera ilegal en la que una rubia escultural da la salida dejando caer un pañuelo entre los dos competidores. Y si no, que tire la primera piedra el que alguna vez no se haya picado al salir de un peaje como si compitiese en un Gran Premio de Fórmula Uno, o no haya revolucionado el motor hasta la zona roja simplemente por hacer un poco el macarra.
Paul Walker en The fast and the furious - Foto: http://dgogostudios.com/
Paul Walker en The fast and the furious – Foto: http://dgogostudios.com/

Este imaginario que poligoneros y macarras varios se empeñan en emular a su manera pegando acelerones, tuneando sus automóviles, organizando concentraciones en cualquier explanada e, incluso, corriendo en carreras ilegales, es producto del cine. Ya he escrito en varias ocasiones sobre los coches y el cine. Probablemente sea uno de los binomios más cohesionados, más intrínsecamente unidos. Si películas como Yo soy la Juani retrataron el submundo del tuning; filmes como Combustión o la saga The fast and the furious reflejan a la perfección el ambiente de las carreras ilegales.

Pero este fin de semana ha saltado al primer plano informativo la saga Fast and furious por un hecho luctuoso. La muerte de su principal protagonista Paul Walker en un accidente de coche, cuando viajaba como acompañante en su propio Porsche Carrera GT. Al parecer, después de una fiesta le pidió a su amigo, el financiero y corredor salvadoreño Roger Rodas, que condujese su Porsche de regreso a casa. Tras estrellarse contra un poste de luz, el vehículo se incendió con lo que nadie pudo hacer nada por sus vida.

Paul Walker pasa a engrosar la lista de actores jóvenes fallecidos en accidentes de tráfico. Una nómina encabezada por el icono del “vive rápido, muere joven y deja un cadáver bonito” James Dean, muerto a los mandos de su Porsche 550 Spyder. Un año después, otro de los mitos de la época, Montgomery Clift, se estrelló al salir de una fiesta en casa de Elizabeth Taylor. Aunque no murió, quedó desfigurado y jamás se pudo recuperar de aquel trauma. Años después, Jane Mansfield perdió la vida a bordo de un Buick Electra

Fast and furious - Foto: www.melty.es
Fast and furious – Foto: http://www.melty.es

En muchos casos, estos actores en la flor de la vida dejaron inacabadas las películas que estaban rodando. En el caso de Paul Walker, Universal Pictures, la productora de la franquicia más rentable del estudio, está valorando si modificar el guión para que su personaje desaparezca, o continuar el rodaje utilizando el material que ya estaba grabado. Algo parecido sucedió con Heath Ledger, muerto antes de finalizar El caballero oscuro, y con Brandon Lee, que falleció mientras rodaba El cuervo.

Si les soy sincero, tan solo he visto una de las películas de Fast and furious. Reconozco que por una cuestión de higiene mental, me he negado a ver el resto. Porque son verdaderamente malas, si lo que se busca es una mínima calidad artística. Pero si lo que quieren es pasar una tarde de domingo y manta con el cerebro en modo hibernación, es una opción bastante recomendable. Cuando visioné en casa 2 Fast 2 Furious —la segunda parte de la franquicia—, aún no tenía una televisión plana. Recuerdo que mi antigua tele de tubo era tan grande que permitía poner objetos decorativos en la parte superior. Subí el volumen todo lo que pude y me dediqué a contemplar aquellos bólidos sobrealimentados con óxido nitroso en alocadas carreras y persecuciones de videojuego (me llamó mucho la atención una escena en la que Paul Walker conduce marcha atrás a toda velocidad por una autopista). Y estaba tan potenciado y amplificado el sonido de los motores que generaba unas fuertes vibraciones en aquella panzuda televisión. A lo largo de la película, conforme aumentaban los decibelios, las vibraciones cada vez eran mayores, con lo que provocaron que una de las figuritas de porcelana que estaban colocadas encima se cayese al suelo sola.

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11 comentarios sobre “Paul Walker, el mito de los poligoneros

  1. Pingback: Bitacoras.com
  2. Muy bueno lo del poligonero que todos llevamos dentro! Jejejejej
    Y que mala suerte la verdad que ha tenido… Paul Walker.
    Como su apellido Caminando entre coches en sus películas para acabar en la vida real con un final de como acaba el malo de las películas…

  3. Seguramente para explotar el morbo, y obtener mejor recaudación meterán imágenes del fallecido, mezcladas con la de algún doble.
    Yo he visto las dos primeras por compromiso, pero no me gusta demasiado este tipo de cine. En cualquier caso descanse en paz este chaval.

    1. Depende de la cantidad de tomas que tengan de él, Xabi. Recuerdo que cuando murió Brandon Lee -por una accidente con una pistola en el propio rodaje de la película El cuervo- tenían suficientes escenas y gracias a la tecnología digital pudieron terminar la película. No sé a qué altura del rodaje habrá fallecido Paul Walker.

  4. Porsche nuca estuvo muy orgullosa de su Carrera GT. Creo que, a diferencia del «pequeño bastardo», esta muerte no agrandará la estima. ¿Cuál crees que es la mejor película de coches?

    1. Buena pregunta, Sergio. El otro día hablaba con un amigo y decíamos que no había una buena película sobre fútbol, rugby –Invictus no es una película de rugby, y Viven tampoco- baloncesto, tenis,… Y es que en todas las que he visto sucumben a la tentación de hacer un publirreportaje con imágenes horteras que abusan de la cámara lenta y la pseudoépica. Con el tema del cine de coches pasa algo parecido. Recuerdo que me compré el DVD de la película Le Mans, de Steve McQueen, y no fui capaz de terminar de verla de lo coñazo que era. Por ejemplo: una película entretenida, aunque sin muchas pretensiones, es Sesenta segundos. Básicamente porque salen muy bien los coches, aunque abusan de los automóviles americanos supuestamente de lujo. Y ya puse en el blog la escena más espectacular de Deathproof -un homenaje al Diablo sobre ruedas, de Spielberg-, sobre todo porque está muy bien rodada, sin que se haga pesada en ningún momento, y huye de las secuencias tipo anuncio de coches. La de Rush también tiene muy buena pinta, pero todavía no la he visto, así que no puedo opinar. Y, por último, te voy a hablar de una película que me parece divertidísima: La carrera del siglo. Si no la has visto, te diré que la dirigió Blake Edwards en 1965. Y es una simpática versión cinematográfica de la serie de dibujos animados Autos locos, protagonizada por Tony Curtis, Jack Lemon y Natalie Wood. Muy recomendable.

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