El fenómeno de los blogs para mujeres no deja de sorprenderme gratamente. Cuando observo las estadísticas de estas bitácoras en las que mujeres desconocidas publican sus propias fotografías con distintos modelitos, escriben sobre las cremas hidratantes más adecuadas para cada tipo de piel o dan lecciones sobre cómo hacer un cupcake, me entra un poquito de envidia sana debido a su inusitado éxito. Sobre todo porque en el sector del motor, pese a ser un tema que despierta gran interés, salvo honrosas excepciones, no hay apenas medios que funcionen tan bien como lo hacen sus homólogos femeninos.

En ocasiones fantaseo sobre cómo sería un blog de coches para mujeres. El post estaría compuesto por muchas imágenes y poco texto. Primaría una tipografía desenfadada, casi infantil, con unas diez o quince fotos coloristas, atrevidas y muy naíf. Algunas incluso con filtros retro, o situadas en forma de collage, pero sin importar mucho el modelo del que se está hablando. No olvidemos que el sentido estético en estos espacios es mucho más importante que el informativo. Por eso es importante que las imágenes sean bonitas y que estén protagonizadas todas ellas por la dueña del blog, que al fin y al cabo es la que tiene que promocionarse. El texto quedaría relegado totalmente a un segundo plano y el título —por poner un ejemplo— sería algo así como “El Fiat 500 Gucci, cuco y elegante a partes iguales”.
Seguramente la verdadera redactora (cuyo nombre no aparece en ninguna parte), encargada por 1 euro + IVA de escribir la reseña para este modelo de Fiat (puede ser cualquier otro, pero ya saben ustedes que hay vehículos mucho más femeninos que otros), escribiría unas líneas similares a estas: “El Fiat 500 Gucci es un outfit basado en el streetstyle italiano. Un modelo que combina a la perfección con los complementos más trendy de este verano. Destaca su preciosa decoración interior a juego con un precioso vestido blanco de aire ibicenco…”.

Entonces regreso a la realidad y me digo a mí mismo que lo que he escrito es una exageración, un estereotipo injusto, y que las mujeres realmente no son así cuando hablan de automóviles. Al menos eso pensaba hasta que he visto este vídeo sobre el Seat Mii Mango. Y después de “superverlo” unas cuantas “superveces” acude a mi mente aquel libro que se hizo famoso hace unos cuantos años titulado Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus.
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Imágenes tomadas en Internet de los sitios web
http://www.businessrevieweurope.eu/
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Eso es así y el que diga que no es un hipócrita. Está bien que nos eduquen para comprender que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y obligaciones, pero hay que admitir que hay algo más que va en los genes.
Lo compruebo cada día que llevo a mi hijo al parque y veo a los niños jugando al fútbol y a las niñas con muñecas, combas y demás. Y es que siempre he defendido que si se hiciera un experimento en el que se educaran a un niño y una niña de la misma forma y sin juguete alguno, y con 5 años se les enseñara una espada y una muñeca para que elijan con qué quieren jugar, en la mayoría de las ocasiones el niño cogería la espada y la niña la muñeca.
Pero hay supuestos pedagogos que se empeñan en desterrar las espadas y las armas de juguete. Con la intención de evitar el sexismo, promueven absurdamente que los chicos jueguen con muñecas, como si esa fuese la panacea. Parece que se les olvidan siempre los valores, que son los elementos básicos que marcan el comportamiento. Sin inculcarle valores a los niños, de poco sirve que se les quiten los supuestos juguetes sexistas. La verdad es que no me gusta nada el giro que pretenden darle a la sociedad del futuro.
Como mi mujer es una enferma de la reposteria suele entrar en esos blogs y yo de reojo le echo un vistazo y tambien alucino con los millones de paginas vistas, los miles de seguidores, y un numero de comentarios inusitado.
Creo que son más sociales, más abiertas, más extravertidas y nosotros los tios vamos a la nuestra.
Tienes razón, Xavi.
Otra cosa muy curiosa de ellas (tanto en el ámbito on line como en el off line) es que se ponen a parir a la espalda pero a la cara son todo parabienes. Por eso creo yo que tienen tantas visitas. Aunque un determinado blog no les guste, siguen entrando y dejando comentarios, para luego criticarlo con conocimiento de causa entre sus amigas. Nosotros, sencillamente, dejamos de visitar los blogs que no nos interesan.
Es algo parecido a los piques adolescentes: recuerdo que en mi época, cuando dos chicas se enemistaban, montaban unos enfrentamientos soterrados plagados de sonrisas falsas y puñaladas por la espalda que ríete tú de la Guerra Fría. En cambio, los chicos éramos mucho más directos: nos dábamos cuatro bofetadas, arreglábamos las diferencias y nos íbamos todos juntos de copas.