La imparable escalada del precio del combustible en España

Mientras que el poder adquisitivo de los españoles se ha visto muy reducido en estos años de recesión, hay ciertos productos como los carburantes cuyo precio se ha disparado al alza. A parte de las fluctuaciones del crudo y de los elevados impuestos, en gran medida se debe a la falta de competencia en el sector.
Gasolinera de Repsol – Foto: http://webjaen.wordpress.com

Uno de los factores que más influyen en las ventas de automóviles es el precio de los combustibles. Sobretodo cuando no hacen más que subir y subir. Y los que tratan de entender el motivo de estos incrementos no harán otra cosa que toparse con cortinas de humo que ocultan la verdad. Lo habitual es que los distribuidores se escuden en el aumento del precio del barril de petróleo o en que los impuestos son muy altos. Y eso no es del todo cierto. Como muy bien dijo hace unos días la Comisión Nacional de la Competencia, España es el país más caro de la Eurozona para echar gasolina si se toma el Precio Antes de Impuestos (PAI). Así que no nos vengan con historias para no dormir, que todos tienen parte de culpa en este atraco a mano armada en el que se está convirtiendo el repostaje de nuestro automóvil.

Por lo que respecta al tema de impuestos, no voy a hacer mucho hincapié porque me acabo encendiendo y es peor. Tan sólo quiero dejar claro que la imposición fiscal sobre los hidrocarburos es feroz, abusiva, discriminatoria, injustificada, desproporcionada, confiscatoria e improductiva. Nuestra estructura tributaria exprime al máximo a los combustibles generando doble imposición, penalizando arbitrariamente unos usos por encima de otros, y provocando desigualdades entre comunidades autónomas. Para que se hagan una idea, casi la mitad de lo que se paga por el litro de carburante se destina al pago de impuestos, aplicándose el IVA también sobre los otros impuestos que lo gravan (Impuestos Especiales de Hidrocarburos e Impuesto de Venta Minorista de Determinados Hidrocarburos), que se suman a la base imponible sobre la que se calcula el IVA. Es decir: se liquida un impuesto sobre otro impuesto.

Como es evidente, el precio de la materia prima influye. Así que si el petróleo sube en los mercados internacionales, es normal que la gasolina o el gasóleo también lo hagan. Pero aún estoy esperando a que cuando baje el crudo, este descenso se aplique a los combustibles. En España está sucediendo lo que la CNC denomina “fenómeno de cohetes y plumas”. Cuando el barril de Brent sube, el carburante lo hace proporcionalmente. Sin embargo, cuando disminuye, el precio se congela a la espera de una nueva alza que volverá a impulsar el precio como si de un cohete se tratase. Lo curioso es que las petroleras han reaccionado acusando a la CNC de poco rigurosa en su estudio. Veremos que eso no es así.

Una organización que establece acuerdos de autoprotección, colaboración y reparto de territorios para ejercer su actividad es un cártel. Pues en España la distribución de combustible  cumple con creces esta definición, sobretodo en el caso de los grandes operadores nacionales como Repsol o Cepsa. Según la CNC, desde 2005 hasta ahora los Precios Antes de Impuestos han subido un 191% más que en la media de la Unión Europea, debido sobretodo a la falta de competencia que existe en el sector.

Distribución de gasolineras en España – Foto: http://alexrayon.es

Volvamos la vista atrás. En 1996 se liberalizó el mercado de gasóleo, y en 1998 el de las gasolinas. Realmente, lo único que hizo el Gobierno de Aznar fue eliminar el sistema de precios máximos, por el que la Administración fijaba un tope que no podían sobrepasar las estaciones de servicio. Con los precios fluctuando libremente, nuestros gobernantes pensaron que el consumidor se beneficiaría de una reducción. Sin embargo, nadie hizo nada por reducir la elevadísima concentración de operadores, con un 80% del mercado nacional controlado únicamente por tres empresas. Para hacernos una idea, según datos del lobby AOP (Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos) publicados en el año 2004, dominaban 7.051 de las 8.622 gasolineras existentes. Repsol, Cepsa y BP forman parte de esta asociación. Además, estas grandes corporaciones están plenamente integradas verticalmente, con lo que dominan toda la cadena de distribución. Esto implica la desaparición de casi todas las pequeñas estaciones de servicio independientes. Se puede decir que nada ha cambiado desde hace 14 años, así que esta “pseudoliberalización” lo único que ha hecho es perjudicar al consumidor.

Cuando hace unos meses Cristina Fernandez de Kirchner expropió YPF a Repsol, recuerdo que mi orgullo patrio se sintió herido. Más que nada porque el ataque se dirigía contra una de las empresas españolas más importantes. Sigo pensando que el mensaje de la presidenta argentina era que no pensaba tolerar a la petrolera española que se hiciera rica en su país, a costa de sus materias primas. No debe venir nadie de fuera –y menos de la madre patria– a robar a los argentinos. Si alguien tiene que hacerlo, que sea otro argentino. Por eso mantengo la misma opinión negativa que en el mes de abril por el atropello que sufrió Repsol. Y continúo creyendo que el Gobierno español debe tomar medidas para reparar el expolio. Pero siguiendo esta misma lógica, lo mismo se debe hacer en España con la propia Repsol -así como contra el resto de sus compañeras en AOP- por prácticas oligopolísticas, ya que es obvio que están de acuerdo para manipular los precios e incrementar sus márgenes de beneficio.

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