Sólo con un rutómetro en la mano se comprende la vital importancia de un copiloto. Para los que no saben de qué se trata, o los que desconocen su utilidad práctica, he escrito la siguiente entrada que trata de aclarar algunas dudas.
El rutómetro es un documento que nos describe detalladamente cómo debemos realizar una determinada ruta, desde un punto de partida concreto donde pondremos el cuentakilómetros parcial a cero, pasando por una serie de fases intermedias, hasta la llegada al destino final. La guía, muy conocida también por ciclistas y corredores de fondo, nos sirve para saber en qué punto kilométrico exacto se encuentra cada intersección, cada desvío, cada accidente geográfico o cualquier otro tipo de punto de referencia o interés que considere conveniente el organizador de la ruta.
Es cierto que hoy en día, gracias a los GPS, casi todos llevamos siempre junto a nosotros a un gran copiloto, caracterizado por su gran temple, sentido de la orientación y capacidad de reprogramar rutas cuando nos hemos perdido o no hemos hecho caso a alguna de sus indicaciones. En cambio, cuando llevamos a un amigo o familiar que nos va guiando mediante una hoja de ruta las cosas no son tan sencillas.

Hay que tener en cuenta que en muchas competiciones no se permite el uso del sistema de navegación del vehículo y tan sólo se pueden guiar gracias a un rutómetro. En estos casos es fundamental estar compenetrados al cien por cien con el copiloto, que será el encargado de ir traduciendo a palabras lo que ve reflejado en el libro de ruta. Por eso, en caso de que conductor y acompañante no se lleven bien, el viaje estará condenado al fracaso y probablemente terminen por perderse. Y es que, en algunos casos, desentreñar los arcanos de un rutómetro no es nada fácil. Se necesita una mínima capacidad de abstracción y orientación, así como una perfecta comunicación con el piloto para que éste nos avise de la distancia que llevamos recorrida, y nos comprenda cuando le decimos que hay que torcer a la izquierda por un pequeño desvío a 20 metros de distancia. Además, determinadas rutas no tienen más indicación que un punto kilométrico, así que si se pierde esa referencia, será prácticamente imposible llegar hasta el final. No olvidemos que un navegador, cuando nosotros nos confundimos, recalcula una nueva ruta alternativa. Sin embargo, nuestro compañero no está conectado a un satélite del Pentágono que le permita orientarse con un error de centímetros. Así que es fundamental tener paciencia, ir muy concentrados, ser rigurosos y seguir las indicaciones al pie de la letra, sin ninguna distracción que nos acabe mandando al camino equivocado.
Para entender mejor los roles que asumen el piloto y el copiloto he pensado que puede ser interesante poner estos dos vídeos del programa Funmotorhouse en el que se ve de un modo práctico los problemas que suelen surgir con el rutómetro si no se está suficientemente familiarizado con el documento.
El itinerario de esta prueba está diseñado para recorrer pistas de la provincia de Burgos, por los alrededores de Lerma, en el marco del Rally Baja Tierras del Cid. Esa zona es muy buena para realizar recorridos, tanto en pistas como en asfalto, ya que toda la comarca de Arlanza y Cerrato –entre las provincias de Burgos y Palencia- tiene bastantes carreteras provinciales y comarcales reviradas, con subidas y bajadas continuas, de poco tránsito y muy apropiadas para probar coches en distintas condiciones.
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