Los tres grandes retos del vehículo eléctrico

Por mucho que se empeñen, el coche eléctrico no convence a casi nadie. No obstante, cuando se encuesta a la gente de la calle, éstos responden que sí que comprarían un automóvil así, siempre que se solucionasen tres carencias fundamentales.
Surtidor eléctrico – Foto: http://www.wikiobs.org

Para los que no me leían en Altrade, quiero decir antes de nada que yo no estoy en contra del vehículo eléctrico. Es cierto que allí escribía casi siempre de un modo crítico sobre este tipo de tecnologías, que me no me parecen suficientemente logradas. En principio, mi opinión es que los políticos han impuesto a la industria un determinado tipo de motor haciéndonos creer que sería la panacea medioambiental, cuando en realidad lo único que están haciendo es lanzar otra más de las cortinas de humo a las que nos tienen acostumbrados. Como cuando Rodríguez Zapatero se planteó cerrar las centrales nucleares españolas, sin poder garantizar nuestro propio abastecimiento eléctrico. La solución que encontró fue la de comprar la electricidad a Francia, que sí que produce suficiente energía gracias a sus centrales nucleares. El resultado siempre es el mismo: “voy de ecologista y mis mayores esfuerzos se centran en parecerlo; a pesar de que el resultado final de mis medidas es un mayor perjuicio para el medioambiente”.

El caso es que entre todos se han empeñado en que nos compremos un automóvil eléctrico. Sin embargo, casi nadie la hace. Y no se explican el motivo de esta demanda tan débil. En este vídeo producido por OCTV Producciones podemos ver a distintos ciudadanos anónimos opinar sobre este tipo de motores.

Antes de valorar este reportaje, he de decir que yo sí que me compraría un coche eléctrico si las baterías se pudiesen recargar de un modo rápido y cómodo (en menos de diez minutos); si después de ese tiempo enchufado pudiese recorrer a velocidad normal una distancia de 600 o 700 kilómetros; y si este tipo de vehículos, contando con las subvenciones, tuviesen un precio más asequible. Incluso así, todavía habría una última pega que me retraería, pero prefiero explicarla mañana en un artículo específico.

No sé si se habrán percatado de que ya he explicado los tres grandes retos a los que tiene que hacer frente el motor eléctrico puro. No obstante, antes de lanzarme a explicar de un modo más concreto los tres grandes retos, prefiero comentar una serie de puntos que me han resultado interesantes en el vídeo.

Me gustaría resaltar que la gente normal, los propietarios de automóviles de combustión, los potenciales compradores, nuestros vecinos o familiares, los que pasean por la calle junto a nosotros, no quieren cambiar su coche por otro con un motor eléctrico. Lo mejor de todo es que, en general, les parece positivo que existan tecnologías así, que sean más limpias y eficientes. La conciencia ecológica del español medio está siempre preparada y dispuesta para la grandilocuencia, con frases rimbombantes acerca de lo mala que es la contaminación, lo incómodo que es el cambio climático que nos estropea las jornadas de esquí y lo importante que es respetar un medioambiente que no es otra cosa que una entelequia. Ahora bien: si esto les afecta al bolsillo, automáticamente se pasarán su conciencia verde por el arco del triunfo. Al fin y al cabo, nadie quiere aparecer en la tele diciendo que el medioambiente le importa tres pepinos y que prefiere seguir expulsando CO2 con su coche petrolero antes de tener que rascarse el bolsillo.

Coche eléctrico – Foto: http://www.ecoptima.com

Otra cuestión muy importante, que las autoridades y los fabricantes deberían estudiar detenidamente, es el gran desconocimiento que hay sobre esta tecnología entre las personas de la calle. No saben ni cómo funcionan este tipo de motores, ni los problemas de recarga, ni siquiera cuánto valen. ¡Incluso dos de los que intervienen en el vídeo llegan a decir que un vehículo eléctrico cuesta en torno a los 10.000 euros!

La mejor conclusión que podemos extraer de estos interesantes testimonios es que el automóvil eléctrico no podrá triunfar mientras no se solucionen estas tres dificultades:

  • Autonomía: un coche eléctrico puro no puede circular más de 150 kilómetros. Los fabricantes se escudan en que la mayor parte de los desplazamientos son urbanos y que a diario casi nunca se recorren distancias tan largas. No seré yo quien les lleve la contraria. Lo único que quiero añadir es que lo habitual es que la gente tenga un único vehículo destinado a todo tipo de usos: ir a trabajar, hacer la compra, viajes de fin de semana o marcharse de vacaciones con toda la familia cargado de trastos.
  • Tiempo de recarga: cuando la batería se descarga del todo, el tiempo que tarda en recargarse es excesivamente elevado, siempre por encima de las ocho horas. Según tengo entendido, ya existen pilas con mucha más autonomía e intervalos de recarga inferiores, pero las marcas no quieren emplearlas hasta que las actuales no estén suficientemente amortizadas. Por otra parte, este problema se solucionaría reemplazando la batería vacía por una completamente llena. Para ello haría falta una red lo suficientemente amplia de centros de sustitución de baterías. Pero parece ser que esta opción se descarta para España. ¿Será que nadie confía en que alguna vez se implante definitivamente este tipo de tecnologías?
  • Precio: los precios de un coche eléctrico puro son muy altos. Incluso descontando los 6.000 euros que concede el Estado, lo normal es que casi ninguno baje de los 30.000 euros, lo que no está nada mal para un segundo vehículo que sólo nos sirve en desplazamientos cortos.

El coche eléctrico no es tan ecológico como nos lo quieren vender

6 comentarios sobre “Los tres grandes retos del vehículo eléctrico

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